Lligams

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sábado, 5 de enero de 2019

Inicio de año con emociones varias


Dia 4 de diciembre en la Delegación de Mallorca tuvieron lugar dos hechos que ponemos al alcance de los congregantes. De ahí que los transcribimos en castellano y no en catalán.
El primero consistió en la costumbre ya consolidada de tener una reunión de carácter lúdico entre los congregantes de Mallorca, una vez pasadas las fiestas navideñas. En esta ocasión visitamos el paraje de Mir4amar, donde Ramon Llull fundó su escuela de idiomas y donde el Archiduque Luís Salvador, siglos más tarde, cayó rendido ante la belleza del paisaje. Compró aquellas tierras y trató de restaurar algunos edificios.  



Miramar perteneció, durante algunos años, al monasterio de La Real. En el lugar se instaló la primera imprenta de Mallorca y se editó el primer libro. Para más detalles bueno será que los más inquietos busquen ulterior información en la Wikipedia u otras fuentes que ofrece internet. 



Luego nos reunimos para compartir mesa en un restaurante de Valldemossa (Ca’n Pedro) cuyo dueño es amigo de los Misioneros y colaborador de Concordia. Concluido el ágape cada cual cogió el rumbo adecuado para llegar a su casa.

Mejor dicho, antes de introducirse en la casa los PP. Josep Amengual y Gaspar Alemany fueron a ver al P. Jaume Roig, internado en una clínica de Palma. El P. Amengual escribió una carta al día siguiente en la que hacía mención de su sustitución al frente de Concordia.
Dado que esta Fundación le llevó a tratar en su día con el P. Jaume Roig y que ahora el tal Padre se encontraba en cama, en una situación casi terminal, quiso poner por escrito algunos de sus emocionados recuerdos. Los reproducimos.  (MSP)

Monestir de La Real 04 de enero de 2019

A las Voluntarias, voluntarios y amigos de la Fundación Concordia Solidaria

Eucaristía en un campo de refugiados

Al comienzo del nuevo año, cuando ya ha habido el correspondiente relevo en la presidencia de la Fundación, siento la necesidad de compartir unas experiencias que creo importantes. Una, es el XXV aniversario de la última eucaristía que concelebré en la tienda de campaña, de nuestra presencia en el campo de refugiados ruandeses de Kyabarisa, (Tanzania), al anochecer de día 4 de enero de 1995. La segunda, es la visita al P. Jaume Roig, que está hospitalizado en la clínica Rotger de Palma, en un momento extremadamente crítico. Y la tercera es la visita que en Delegación de Mallorca hemos hecho al convento de la Trinidad, de Miramar, en la costa norte de Mallorca, en el cual el Beato Ramon Llull creo una escuela de idiomas, para la misión, sin espada, entre musulmanes y judíos.

Día 28 de diciembre de 1994, recorrí el centro de Madrid, para cambiar varios millones de pesetas, cantidad entonces muy alta, para llevar al campo de refugiados de Kyabarisa, junto con un aparato de fax, que transmitía vía satélite. Esto último molestó la aduana de Kigali, al entrar y comprobar el destino del artefacto. El viaje fue lleno de incidentes, que no mencionó, que van desde los controles exhaustivos de todo papel escrito, hasta la infinidad de ratas que discurrían por sobre las vigas de troncos, de las casitas. Llegó día 4 de enero. En la celebración vespertina, por supuesto, el P. Santos Ganuza no ahorró ninguna de la retahíla de estrofas del Adeste fideles en kinyarwanda. 


Celebrábamos, también, el P. Jaume Roig, y las Hnas. Misioneras de los Sdos. Corazones, María Luisa Arriaga, la novicia sor Concilia, y sor Margalida Miralles, que viajó con nosotros. Llegó el fragmento del evangelio del día, correspondiente al evangelio de San Juan, donde, en el capítulo 1,38, Andrés i Felipe le preguntaron a Jesús: «Maestro, dónde moras»; dónde está tu casa. Jesús respondió: «Venid y veréis».

El P. Jaume compartiendo mesa en sus tiempos de plenitud
Este diálogo me impactó, y desde entonces me quedó eternamente claro que la casa de Jesús es la del refugiado, del pobre, del marginado, y la de toda persona solidaria. Esto me hace ver cómo una congregación misionera, como la nuestra, destinada a compartir el amor de Jesús y María, ha de mezclarse con el pobre. Se ha de hacer débil y frágil con el pobre.
Ahí están las raíces de la Fundación Concordia Solidaria, que no han de secar las raíces de la evangelización por la palabra. Por eso, hace cosa de dos meses, sentí un dolor cuando un misionero joven me repetía el eterno debate, resuelto en el Evangelio, sobre la preferencia de Jesús, hecho frágil, en Belén. ¿Cómo va a ser, que un Hijo de Dios, que pudo escoger lo que no podemos nosotros, que es dónde, cuándo y, sobre todo, de quién nacer, escogiera una familia pobre, y ahora sus seguidores le discutamos su decisión? Siempre he sentido la pobreza como el primordial repto para los cristianos, y, en especial, para los religiosos. La experiencia de día 4 de enero de 1995 selló fuertemente esta inquietud, llena de interrogantes.

La segunda vivencia tuvo lugar ayer. Con el P. Gaspar Alemany fuimos a visitar al P. Jaume Roig, internado en la clínica. Ya no come. Está muy demacrado, y con diversas llagas, debido a su estado. Pensaba que ni nos miraría. Pero nos conoció. Yo le recité palabras de glosas i canciones populares, porque mi memoria no da para más; pero él, como esperaba, siguió los versos, y hasta dejaba entrever una sonrisa. El P. Gaspar, más hábil, intentó que bebiera un poco, y pudo hacerle hablar un poco de su estado. Recuerdo con agradecimiento al P. Jaume. Recuerdo anécdotas suyas, desde 1949, cuando entró en la Escolanía de Lluc. Trepaba por las encinas, como yo andaba por el suelo. Pero lo que le agradezco es su amistad sincera, como la de una persona limpia, sin ambiciones, inteligente y modesta. Lo que más le agradezco es su incapacidad para adular. Y tengo varios recuerdos sobre ello, que me afectaron.
El P. Jaume Roig hoy en día.
El último empezado por laizquierda
Me impresionó su austeridad, siempre, desde cuando visitaba las lomas de Santiago Rodríguez, donde tuvo que renunciar a su nombre, Jaume/Jaime, en honra del P. Jaume/Jaime Amengual Real, para pasar a ser llamado Santiago, prácticamente inexistente en Mallorca. El P. Amengual Real fue proverbialmente austero y práctico. Y esta austeridad fue admirada por el P. Jaume Roig, porque también la vivía, hasta en exceso, como el primero.

El P. Roig hizo posible la continuidad en Rwanda, donde estuvo meses y meses solo, acusado de imposibles, como decir de él que abrió, desde fuera, con llave, unas puertas de la iglesia de Kiziguro, donde sólo había pestillos. Era cuando hubo la mortandad de abril 1994. Poco a poco, su paciencia expresada en una parsimonia irrepetible, consiguió recobrar la presencia de la Congregación en Rwanda. Esta cercanía ha sido prácticamente misionera, y de largo alcance. Las palabras han sobrado.

Y paso a la tercera de las experiencias. Hoy, los misioneros de la Delegación de Mallorca hemos visitado Miramar. Es un topónimo probablemente luliano, de un lugar paradisíaco, que se asoma sobre los acantilados de la costa del norte de Mallorca. Allí Ramon Llull creó su escuela o colegio misionero, de doce franciscanos. Pero, al cabo de no muchos años falló la protección real, y Miramar quedó abandonado. Pasó la propiedad a los cistercienses de La Real, los cuales, a lo largo del siglo XIV, con franciscanos de tendencia reformadora y eremítica, mantuvieron el calor luliano, místico y misionero. A fines de siglo un laico catalán restableció la escuela luliana, con la presencia del único obispo que siguió el Blaquerna luliano, cuando se hizo ermitaño.

Toda esta trayectoria de espiritualidad misionera, centrada en el Amado, despiertan anhelos de convertirse en el Amigo, como lo fue Ramon Llull, admirado, precisamente por esto, por el P. Joaquim Rosselló, nuestro Fundador.

Que este año, que indudablemente nos deparará sorpresas, nos encuentre animosos, valientes, como Ramon Llull, y también capaces de resistir situaciones complicadas, como lo ha sido nuestro hermano, el P. Jaume Roig.

Con los deseos de que Jesús nos acoja en su casa y nos la deje ver, y con la mejor felicitación por este nuevo año, os abraza,


Josep Amengual i Batle

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